viernes, 27 de marzo de 2009


EN BUSCA DE LA PAIDEIA



Es cierto que el término competencia parece querer ocupar un lugar central en el movimiento para la reforma educativa, en el que de nuevo nos encontramos, argumentando que el ejercicio activo de la ciudadanía requiere el dominio de unas competencias básicas.
Nos encontramos inmersos dentro de una Comunidad Europea, compartimos una misma moneda y es lógico pensar que Europa aspira a formar ciudadanos europeos cuyos saberes son necesarios para el desarrollo del siglo XXI. La Comisión Europea establece por tanto un marco de referencia europeo con 8 competencias clave, recomendando su adopción a los países miembros. España se compromete a asegurar la adquisición de dichas competencias a través de la LOE; a través de una reforma educativa, que como las anteriores deja mucho que desear.
Para los seres humanos resulta muy atractivo usar el concepto “competencia clave”, ya que éste se refiere a aquellas incumbencias factibles para lograr muchas metas importantes y actuar en situaciones desconocidas. De ahí, el deseo de reducir el currículum tan sobrecargado a pocas competencias clave.
El problema radica en las disputas sobre cuáles han de ser dichas y si ellas se pueden adquirir a través de programas de capacitación planeados y cómo se puede hacer. Tales disputas son las que nos llevan a pensar por qué razón la Administración educativa Andaluza no especifica de forma clara la integración de las mismas en el currículum en la Ley de Educación Andaluza (LEA), dejando totalmente desorientado al profesorado sobre cómo incorporarlas. La administración respalda sus argumentos aludiendo a la autonomía de los centros escolares.
Por una parte, esta situación refleja la poca seriedad que nuestra Comunidad Autónoma muestra hacia la educación de sus ciudadanos y por otra, el poco respeto hacia el cuerpo docente, a quienes vuelve a desequilibrar nuevamente.
Consideramos interesante preguntarnos si el desarrollo de las competencias contribuirá a la filosofía de la escuela comprensiva o integradora, o tal vez a la defendida por la escuela inclusiva.
Ahondando en este tema podemos llegar a cuestionarnos la siguiente situación: es necesario tener competencias lingüísticas, matemáticas o científicas para ser ciudadanos de pleno derecho en la vida social o en la integración al mundo del trabajo. Entonces ¿qué será de aquellos alumnos y alumnas que por su discapacidad física, psíquica o sensorial no adquieran dichas competencias? ¿no serán ciudadanos entonces de pleno derecho?
Desde la perspectiva que la Administración educativa nos hace llegar, debiéramos sentarnos y pensar por qué y para qué estamos hablando de competencias básicas. Para ser honesta defiendo, en palabras del Dr. Antonio Bolívar Botia profesor de la Universidad de Granada, “el objetivo de este nuevo movimiento no debería ser enseñar todo lo que seria posible saber, sino que todos aprendan lo que no debiera permitirse ignorar”.

Silvia Palacios

1 comentario:

  1. Olá,
    é para mim uma honra inaugurar a caixa de comentários do teu blog. Aproveito para te desejar as maiores felicidades do mundo para o blog e para a tua actividade como educadora.
    Beijinho.
    José Farinha

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